Una de las principales razones por las que una persona puede sufrir dolor crónico de espalda es por una hernia de disco. Una hernia discal ocurre cuando uno de los discos intervertebrales, que actúan como amortiguadores entre las vértebras, se daña y su núcleo gelatinoso se desplaza hacia afuera. Este desplazamiento puede presionar los nervios cercanos, causando dolor, entumecimiento o debilidad en las extremidades.
Aunque muchas personas asocian la aparición de una hernia discal con levantamientos de peso y sobreesfuerzos físicos, lo cierto es que existen múltiples factores que pueden contribuir a su desarrollo.
Y así como existen diversas causas también existe más de un hernia discal tratamiento. Si bien los tratamientos conservadores suelen ser efectivos en muchos casos, hay situaciones en las que la intervención quirúrgica se vuelve necesaria. En este blog, explicaremos en detalle las circunstancias que pueden llevar a considerar la cirugía para una hernia discal y las opciones quirúrgicas disponibles para abordar esta afección.
Causas y síntomas de una hernia discal
La hernia discal puede surgir por varias razones. Una de las causas más comunes es el desgaste natural de los discos debido al envejecimiento. Con el tiempo, los discos pierden parte de su contenido de agua, volviéndose menos flexibles y más propensos a roturas incluso con movimientos menores.
Otros factores de riesgo incluyen el sobrepeso, que ejerce una presión adicional sobre la columna, y actividades repetitivas que implican levantar, empujar o jalar objetos pesados. Además, la genética puede desempeñar un papel importante, haciendo que algunas personas sean más susceptibles a esta condición.
Los síntomas de una hernia discal varían según la ubicación de la hernia y la severidad de la presión sobre los nervios. Los síntomas más comunes incluyen dolor en los brazos o piernas, dependiendo de la ubicación de la hernia en la columna vertebral.
Por ejemplo, una hernia en la parte baja de la espalda puede causar dolor en los muslos, glúteos y gemelos, mientras que una hernia en la parte alta de la espalda puede provocar dolor en los hombros, brazos y manos. Otros síntomas incluyen entumecimiento y debilidad en las extremidades afectadas.
¿Cuándo considerar la cirugía?
En muchos casos, la hernia discal se puede tratar con métodos conservadores como medicamentos antiinflamatorios, analgésicos, fisioterapia y ejercicios específicos para fortalecer la columna vertebral. Sin embargo, cuando estos tratamientos no alivian el dolor y los síntomas persisten o empeoran, la cirugía puede ser una opción necesaria de hernia discal tratamiento.
Las siguientes son algunas situaciones en las que se puede considerar la cirugía para una hernia discal:
- Dolor severo y persistente: Si el dolor es intenso y no responde a los tratamientos conservadores después de seis semanas, la cirugía puede ser una opción.
- Debilidad progresiva: Si la hernia discal causa debilidad en las extremidades, lo que dificulta realizar actividades diarias como caminar o levantar objetos, la cirugía puede ser necesaria para evitar un daño neurológico permanente.
- Pérdida de control de esfínteres: En casos raros, una hernia discal puede causar síndrome de cauda equina, una condición grave que provoca pérdida de control de la vejiga o los intestinos. Esta situación requiere atención médica inmediata y generalmente se trata con cirugía de emergencia.
Opciones quirúrgicas para la hernia discal
Existen varias técnicas quirúrgicas para tratar una hernia discal, y la elección del procedimiento depende de la ubicación de la hernia, la salud general del paciente y otros factores individuales. Las opciones más comunes incluyen:
Discectomía microquirúrgica
Este es el procedimiento quirúrgico más común para la hernia discal. Implica la extracción de la parte herniada del disco para aliviar la presión sobre los nervios. Se realiza a través de una pequeña incisión y, generalmente, se utiliza un microscopio para mejorar la precisión. La recuperación suele ser rápida, y la mayoría de los pacientes pueden regresar a sus actividades normales en pocas semanas.
Laminectomía
En este procedimiento, se remueve una parte del hueso vertebral llamada lámina para ampliar el canal espinal y reducir la presión sobre los nervios. Este procedimiento se utiliza con mayor frecuencia cuando hay estenosis espinal asociada a la hernia discal.
Artrodesis vertebral (fusión espinal)
En casos más graves, puede ser necesario fusionar dos o más vértebras para estabilizar la columna vertebral. Este tratamiento para hernia de disco implica un procedimiento de eliminación del disco dañado y la inserción de un injerto óseo o material sintético para fusionar las vértebras adyacentes. La recuperación puede llevar varios meses y puede requerir fisioterapia intensiva.
Disco artificial
En lugar de fusionar las vértebras, este procedimiento reemplaza el disco dañado con un disco artificial. Esto mantiene el movimiento natural de la columna vertebral y puede ser una opción para pacientes más jóvenes sin problemas de degeneración avanzada.
Entonces, como conclusión se puede decir que la decisión de someterse a una cirugía para tratar una hernia discal debe basarse en una evaluación cuidadosa de los síntomas, la gravedad de la condición y la respuesta a los tratamientos conservadores.
Es fundamental consultar con un especialista en columna vertebral para determinar la mejor opción de hernia discal tratamiento según las necesidades individuales. En muchos casos, la cirugía puede proporcionar un alivio significativo del dolor y mejorar la calidad de vida del paciente.
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